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jueves, 17 de octubre de 2013

Ilusión

Carroza Grupo Scout Fiestas de Barbastro 1979

Hacia el año 1979. Estábamos en Pioneros en el grupo Scout "San José de Calasanz de Barbastro". La empresa (así llamábamos a los proyectos) era preparar una carroza para las fiestas mayores de Barbastro el 4 de setiembre. 

Detrás, en la carroza, iban los más pequeños de grupo Scout. Encima del Land Rover íbamos ilusionados los Pioneros al ver que habíamos logrado el objetivo de nuestro trabajo durante el mes de agosto.

Se nos ve ilusionados. Era el día D y hora H. Explotaban las emociones del trabajo bien realizado. Era el resultado de la "empresa". Emociones compartidas. Trabajo en grupo e ilusión compartida. Se limaban las tensiones, malentendidos y conflictos que hubieran habido durante el proyecto.

La ilusión es el carburante que hace que "se siga" el proyecto en el momento de las dificultades. Este mismo grupo de Pioneros un año más tarde hicimos la "empresa" de crear unas mesas de merenderos con bancos en el carrascal de la Virgen del Pueyo de Barbastro. Se trataba de un proyecto más ambicioso y costoso que tenía una utilidad para la sociedad.

La mayoría del grupo llevábamos desde Lobatos (hacia los 8 años) en el grupo habiendo pasado por todas la etapas de formación del escultismo. En la foto de abajo, podemos ver uno de los pioneros de la foto anterior vestido de Ranger en la carroza de las fiestas del año anterior.

Carroza Grupo Scout Fiestas de Barbastro 1978



domingo, 29 de septiembre de 2013

Emprender para muchachos


Con motivo de la feria de FEMOGA de Sariñena, nos animaron a organizar un concurso Elevator Pitch en el que los participantes tienen que exponer su proyecto durante unos pocos minutos y defenderlo ante un presunto jurado de inversores.

Ya teníamos experiencia en el funcionamiento del formato con adultos, pero no con niños. El resultado ha sido un éxito gracias a la colaboración de los profesores y de los padres.
Hicimos un taller preparatorio para que se pusieran en el contexto de exponer el proyecto en público y contestar a las preguntas del jurado. Al principio, vinieron muy nerviosos, pero se fueron relajando poco a poco.

El día de la exposición ante el público y el jurado fue difícil para ellos, pero no distinto de cuando tienen que competir en deporte o hacer un examen. Todos lo hicieron muy bien. Los adultos queríamos arroparlos, pero confiábamos en sus capacidades.

Preparando las exposiciones con ellos, me acorde de la época de los Boys Scout en la que nos preparaban para poder desenvolvernos en el aire libre y desarrollar competencias para trabajar en grupo y acometer proyectos.

Su fundador, Badem Powell, escribió un libro en el año 1908 que tuvo mucho éxito porque animaba a la aventura, al aire libre y al juego. Su título es “Escultismo para muchachos”.
Con el paso de los años el escultismo ha ido perdiendo influencia debido a los cambios sociales y a los hábitos de tiempo libre de los niños y jóvenes, pero su metodología tiene todavía vigencia.

En el comienzo del siglo XX, la pedagogía del escultismo transformó durante casi todo el siglo las actividades del tiempo libre con niños y jóvenes con la generalización de sus juegos y formato de campamento.

En el comienzo del siglo XXI los niños y jóvenes se enfrentan con otros retos. La actividad en la naturaleza ya se ha convertido en algo cotidiano que se hace en el tiempo libre y vacaciones.

Tal vez, habría que escribir un manual titulado “Emprender para muchachos” que animara a los niños y jóvenes a desarrollar competencias emprendedoras que van a necesitar en su vida.

Creo que la más importante competencia es la de aprender a asumir riesgos. En el escultismo hay un sistema progresivo de adquisición de habilidades que te va empoderando para disfrutar de la vida en la naturaleza.

En el ámbito del emprendimiento, igualmente es necesario tener que aprender progresivamente habilidades para afrontar todo el proceso de asumir riesgos cuando se afronta un proyecto.

El saber asumir riesgos es inherente a emprender. Es necesario ir disponiendo de una caja de herramientas que nos permita disfrutar del proceso, al igual que hace el escultismo con la vida en la naturaleza.

El segundo grupo de competencias clave son las habilidades sociales para saber relacionarnos con otras personas tanto presencialmente como a través de las herramientas telemáticas.

Consideraríamos las técnicas para hacer reuniones, para negociar, para exponer, para resolver conflictos, entre otras. El objetivo es practicarlas y aprender de la experiencia progresivamente.

El tercer grupo de estas competencias emprendedoras es el adquirir una cultura empresarial. Al igual que en el escultismo se enseña a conocer cómo funciona la naturaleza, se trataría de conocer cómo funciona el mundo empresarial.

Empezando por tomar conciencia como clientes, siguiendo por ir reconociendo los modelos de negocio y acabando por saber la forma de establecer una empresa. En cada edad, se asumirían progresivamente estas competencias.

En la preparación de un concurso Elevator Pitch se trabajan muchas de estas competencias. Empezando por las más difícil, que es la de asumir el riesgo para presentarse en público.
En el taller preparatorio y en el trabajo en el colegio se aprenden habilidades sociales que les ayuda tanto a exponer como a defenderse de las preguntas que les hace un jurado externo.


Por último, en el desarrollo del concurso conocen otros proyectos de los participantes ampliando su conocimiento de los modelos de negocio y de las empresas que se exponen.