De niños todos queremos se exploradores.
Cuando se encuentran uno de verdad, su atención queda totalmente enfocada en
las palabras que oyen de esa persona que es su ídolo.
Sebastian Coulthard es uno de esos
exploradores actuales que disfruta contando sus aventuras a los niños y les
anima a mantener ese espíritu durante toda su vida. Les dice que “cada día es
una aventura”.
En su página personal, www.sebcoulthard.com ,
nos cuenta cual es el sentido de la aventura en la actualidad cuando ya “no
queda nada por explorar”, pero sí mucho por revivir las experiencias de otros
exploradores.
Para Coulthard la aventura es revivir
momentos claves de los exploradores en la historia reviviendo sus hazañas utilizando
medios parecidos a los genuinos con el objetivo de comprender lo alcanzado.
La última expedición realizada fue el viaje
de rescate durante 1.300 kilómetros en una balsa de salvamento que tuvo que
hacer Shackleton en los mares de la Antártida para poder llegar a una estación
ballenera.
Coulthard está abierto a la realización de
nuevas expediciones para revivir aventuras. Es su página personal se ofrece
para la realización de proyectos y muestra sus habilidades y competencias.
Realmente hay muchas similitudes entre las
habilidades de un explorador y el de un emprendedor en la realización de un
proyecto, salvo la diferencia del objetivo económico del emprendedor.
Sin embargo, ¿de niño todos queremos ser
emprendedores? Seguramente esta opción es mucho menos atractiva a la de ser
exploradores, aunque, como veremos a continuación, haya muchas similitudes.
En los casos de exploradores famosos como
Scott o Shackleton tuvieron problemas financieros por el coste de las
expediciones o por la mala inversión en otros negocios que realizaron.
Así, la diferencia primera entre un
explorador y un emprendedor radica en el tipo de proyecto que presentan. El
explorador subraya la ventaja que supone la expedición y el emprendedor, la
rentabilidad.
Habitualmente, los proyectos que tienen que
presentar los aventureros para recaudar fondos son mucho más elaborados que los
que realizan los emprendedores, en parte porque están vendiendo un intangible.
Esta diferencia es interesante porque puede
servirnos para motivar a los niños a que sepan realizar presentaciones de
proyectos. Si aprenden a presentar su aventura, luego podrán utiliza esta
competencia como emprendedores.
La búsqueda de financiación es una fase
igualmente muy importante en ambos casos. Precisamente, la elaboración de la
presentación es para motivar la obtención de los recursos necesarios.
En este caso, también el desarrollo de la
búsqueda de financiación por parte de los aventureros suelen ser un proceso muy
elaborado porque no sólo tienen que justificar los gastos, sino que poner en
valor la inversión.
Al igual que las habilidades de presentación,
el desarrollo de esta competencia en los niños de saber buscar financiación,
igualmente se puede aprender utilizando un proyecto de exploradores.
La fase de preparación de un proyecto de
aventura también se suele realizar de una forma muy precisa debido a que es
necesario tener en cuenta aspectos de logística que no se puede remediar
posteriormente.
El desarrollo de una preparación de un
proyecto de explorador puede servir de base para aprender competencias en el
ámbito de la producción y la administración que pueden ser utilizadas como
emprendedores.
Igualmente ocurre con la fase final de un
proyecto de explorador, la realización del mismo. Debido a que se tiene que
realizar en unos plazos fijados, se requiere unas habilidades para el control
de la actuación.
Hemos visto que ayudando a un niño a que
juegue a ser explorador, estamos desarrollando muchas habilidades y
competencias que le serán útiles como profesional o emprendedor.
Si además, le facilitamos un aprendizaje
cotidiano del funcionamiento de la actividad económica, le estamos facilitando
el conocimiento del mercado, que le será muy necesario si decide ser
emprendedor cuando sea adulto.
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