Con motivo de la feria de FEMOGA de Sariñena,
nos animaron a organizar un concurso Elevator Pitch en el que los participantes
tienen que exponer su proyecto durante unos pocos minutos y defenderlo ante un
presunto jurado de inversores.
Ya teníamos experiencia en el funcionamiento
del formato con adultos, pero no con niños. El resultado ha sido un éxito
gracias a la colaboración de los profesores y de los padres.
Hicimos un taller preparatorio para que se
pusieran en el contexto de exponer el proyecto en público y contestar a las
preguntas del jurado. Al principio, vinieron muy nerviosos, pero se fueron
relajando poco a poco.
El día de la exposición ante el público y el
jurado fue difícil para ellos, pero no distinto de cuando tienen que competir
en deporte o hacer un examen. Todos lo hicieron muy bien. Los adultos queríamos
arroparlos, pero confiábamos en sus capacidades.
Preparando las exposiciones con ellos, me
acorde de la época de los Boys Scout en la que nos preparaban para poder
desenvolvernos en el aire libre y desarrollar competencias para trabajar en
grupo y acometer proyectos.
Su fundador, Badem Powell, escribió un libro
en el año 1908 que tuvo mucho éxito porque animaba a la aventura, al aire libre
y al juego. Su título es “Escultismo para muchachos”.
Con el paso de los años el escultismo ha ido
perdiendo influencia debido a los cambios sociales y a los hábitos de tiempo
libre de los niños y jóvenes, pero su metodología tiene todavía vigencia.
En el comienzo del siglo XX, la pedagogía del
escultismo transformó durante casi todo el siglo las actividades del tiempo
libre con niños y jóvenes con la generalización de sus juegos y formato de
campamento.
En el comienzo del siglo XXI los niños y
jóvenes se enfrentan con otros retos. La actividad en la naturaleza ya se ha
convertido en algo cotidiano que se hace en el tiempo libre y vacaciones.
Tal vez, habría que escribir un manual
titulado “Emprender para muchachos” que animara a los niños y jóvenes a
desarrollar competencias emprendedoras que van a necesitar en su vida.
Creo que la más importante competencia es la
de aprender a asumir riesgos. En el escultismo hay un sistema progresivo de
adquisición de habilidades que te va empoderando para disfrutar de la vida en
la naturaleza.
En el ámbito del emprendimiento, igualmente
es necesario tener que aprender progresivamente habilidades para afrontar todo
el proceso de asumir riesgos cuando se afronta un proyecto.
El saber asumir riesgos es inherente a
emprender. Es necesario ir disponiendo de una caja de herramientas que nos
permita disfrutar del proceso, al igual que hace el escultismo con la vida en
la naturaleza.
El segundo grupo de competencias clave son
las habilidades sociales para saber relacionarnos con otras personas tanto presencialmente
como a través de las herramientas telemáticas.
Consideraríamos las técnicas para hacer
reuniones, para negociar, para exponer, para resolver conflictos, entre otras.
El objetivo es practicarlas y aprender de la experiencia progresivamente.
El tercer grupo de estas competencias
emprendedoras es el adquirir una cultura empresarial. Al igual que en el
escultismo se enseña a conocer cómo funciona la naturaleza, se trataría de
conocer cómo funciona el mundo empresarial.
Empezando por tomar conciencia como clientes,
siguiendo por ir reconociendo los modelos de negocio y acabando por saber la
forma de establecer una empresa. En cada edad, se asumirían progresivamente
estas competencias.
En la preparación de un concurso Elevator
Pitch se trabajan muchas de estas competencias. Empezando por las más difícil,
que es la de asumir el riesgo para presentarse en público.
En el taller preparatorio y en el trabajo en
el colegio se aprenden habilidades sociales que les ayuda tanto a exponer como
a defenderse de las preguntas que les hace un jurado externo.
Por último, en el desarrollo del concurso
conocen otros proyectos de los participantes ampliando su conocimiento de los
modelos de negocio y de las empresas que se exponen.